Etapa a etapa, la Vía Augusta te espera: vive la historia sobre dos rueda


                                    

Información sacada de la web “Ciclo-Vía Augusta”. Hay que señalar que la información obvia la existencia de miliarios en la región de Murcia, que pueden verse a la entrada  del Museo Arqueológico de Lorca (Murcia) – (S.P.Q.R.: Miliarios (3) - Miliario de la Vía Augusta en Lorca (Murcia)). Hay que añadir igualmente a la vía romana relacionada con Cartagena, la que se está desarrollando en Lorca (https://lorcaturismo.es/viaaugusta/A1_Via_Augusta.pdf).

 

“Lo que hoy conocemos de manera generalizada como Vía Augusta era el principal camino que vertebraba Hispania y unía Gades con Roma. Su longitud total era de 1841 millas romanas (2.722 km) de las que 982 millas (1452 km) discurrían por la península ibérica. Su recorrido puede restituirse hoy día de manera más o menos precisa gracias a varias fuentes de información.

La principal es el registro del itinerario grabado en los llamados Vasos Apolinares o Vasos de Vicarello. Se trata de una serie de cuatro vasos de plata que registran el itinerario y las paradas entre Gades y Roma, especificando la distancia entre ellas. Otra fuente fundamental es el llamado Itinerario de Antonino, redactado en el siglo II d.C. y que recoge distintos caminos de la península ibérica, entre los que destaca la Vía Augusta descrita en los Vasos de Vicarello.

Estas mansiones descritas en ambas fuentes se han podido identificar en el terreno gracias a la aparición de miliarios que jalonaban la vía indicando el emperador bajo el que se hizo o reformó la calzada y la distancia entre las mansiones próximas. Diferentes actividades arqueológicas han constatado tanto la propia calzada como alguna de estas mansiones.

Entre estas paradas hay que destacar importantes ciudades, capitales provinciales o sedes de conventos jurídicos, como son la propia Gades, Híspalis, Astigi o Tarraco.

No obstante, la denominación vía Augusta para esta calzada que unía Cádiz con Roma no aparece en los textos como tal. En los vasos de Vicarello se indica como Itinerario desde Gades a Roma. La denominación se ha aplicado a partir de los textos grabados en los miliarios. Estos mojones de vía suelen indicar la distancia desde la cabecera de la calzada, el nombre del emperador y la denominación vía Augusta. Estos miliarios aparecen en Cataluña, Valencia y algunos en la Bética, lo que daría solidez a este término. Sin embargo, hay otras vías en la Citerior con esa misma denominación, muy alejados del camino gaditano. Incluso en la Bética, un miliario de Antequera incluye ese término.

Hay que añadir a las circunstancias citadas, la existencia de variantes a esa ruta entre Cádiz y Roma. La más significativa es el desvío para pasar por Cartagena desde Cástulo. Esta variante aparece en la ruta 2 del Itinerario de Antonino. También es significativo reseñar una ruta que pasaba por la actual Barcelona, en una calzada por el litoral de la actual Cataluña, recogido en la ruta 1 del Itinerario de Antonino.”

 

Esta es la página web donde podéis encontrar más detalles:

Inicio - Ciclo Via Augusta

La Vía - Ciclo Via Augusta

 

Descubren en Túnez la segunda mayor megafactoría de aceite del Imperio romano

 



Artículo de Sarah Romero publicado en la web de National Geographic, sección Historia, el 20 de noviembre de 2025,

“Un equipo de arqueólogos liderado por la Università Ca’ Foscari Venezia, en colaboración con la Université La Manouba (Túnez) y la Universidad Complutense de Madrid, ha desenterrado lo que ya se considera uno de los complejos industriales más impresionantes de la antigüedad: un torcularium romano con doce prensas de viga, localizado en Henchir el Begar, en la región tunecina de Kasserine. En esta región se encontraba, hace casi 2000 años, la ciudad romana de Cillium y en el siglo III d.C., llegó a desplazar a Hispania como principal proveedora de aceite a la ciudad de Roma.

Este colosal descubrimiento sitúa esta instalación como la segunda más grande del Imperio romano dedicada a la producción de aceite de oliva. Y es que para los romanos, el aceite de oliva era mucho más que un ingrediente para cocinar; era esencial en la medicina, en el deporte, el aseo personal e incluso como combustible para lámparas. Su producción y comercio eran pilares de la economía imperial, y la provincia romana de África se convirtió en una de las principales proveedoras para la ciudad de Roma.



Según explicó el profesor Luigi Sperti, codirector del proyecto y director del Centro de Estudios de Arqueología Veneciana (CESAV), “esta misión ofrece una visión sin precedentes de la organización agrícola y socioeconómica de las fronteras africanas del Imperio romano”.

El yacimiento de Henchir el Begar, identificado con el antiguo Saltus Beguensis,abarca unas 33 hectáreas en el macizo de Jebel Semmama, cerca de la actual frontera con Argelia. Este paisaje con escasas precipitaciones y clima continental ofrecía condiciones climatológicas ideales para el cultivo del olivo, un recurso muy importante para la economía del imperio; el entorno no hizo sino impulsar la agricultura y el comercio.

El complejo está dividido en dos sectores principales: Hr Begar 1, que alberga el torcularium con doce prensas de viga, considerado el más grande de Túnez y el segundo del Imperio y Hr Begar 2, que contiene una segunda instalación con ocho prensas, también de grandes dimensiones. Ambas estructuras funcionaron de forma continua entre los siglos III y VI d.C., lo que demuestra una sorprendente estabilidad productiva a lo largo de los periodos romano, vándalo y bizantino.



“Analizar la producción, la comercialización y el transporte de este producto a tan gran escala representa una oportunidad excepcional para combinar investigación, valorización y desarrollo económico, lo que confirma la importancia de la arqueología como campo de excelencia en nuestra universidad”, apunta el experto.

“Analizar la producción, la comercialización y el transporte de este producto a tan gran escala representa una oportunidad excepcional para combinar investigación, valorización y desarrollo económico, lo que confirma la importancia de la arqueología como campo de excelencia en nuestra universidad”, apunta el experto.

Los arqueólogos también descubrieron un sofisticado sistema de caminos, viviendas, cisternas, zonas de almacenamiento y molinos de grano, lo que indica una planificación rural increíblemente organizada. Gracias a la tecnología de georradar, los expertos han podido mapear estructuras aún enterradas, incluyendo un “vicus” rural donde residían los colonos (y quizá población local).

Entre los objetos que se han encontrado en esta excavación hay un brazalete decorativo de cobre y latón, un proyectil de piedra caliza blanca, posiblemente usado en prácticas defensivas o de caza, fragmentos de esculturas arquitectónicas y partes de una prensa romana reutilizadas en un muro bizantino, como muestra de la adaptación de civilizaciones a lo largo del tiempo, ya que este lugar estuvo continuamente habitado durante siglos.

Cooperación internacional

La misión arqueológica comenzó oficialmente en 2023 bajo la iniciativa de Samira Sehili (Université La Manouba) y Fabiola Salcedo Garcés (Universidad Complutense de Madrid). La incorporación del profesor de arqueología clásica Luigi Sperti de la Universidad Ca’ Foscari, con el respaldo del Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia, ha consolidado una exitosa colaboración científica entre Túnez, España e Italia centrada en la “arqueología de la producción”.

El latín, el idioma de la Antigua Roma

 


El título lo he puesto yo, pero enseguida debo aclarar que en la parte oriental del Imperio Romano el idioma principal era el griego. Pero para temas militares, jurídicos y administrativos el idioma oficial también era el latín.

He recuperado un artículo de Jon Fernández, publicado en el periódico “La Vanguardia”, nada más y nada menos que el 17 octubre de ,,,2014. Pero es de actualidad sin lugar a dudas.

 

“Seguro que, a priori, muy poca gente levantaría la mano motu proprio ante la pregunta de si alguien sabe latín. Pero, de facto, todo quisqui utiliza el latín a diario, sin darse cuenta. No es ningún rara avis ni ningún esnob quien en sus conversaciones habituales menciona palabras y locuciones latinas como spa, referéndum, ultimátum, álbum, campus, júnior, currículum vitae, dúplex, sui generis, tiquismiquis o, incluso, etcétera. La lista podría seguir ad infinítum y se podría alargar in sécula seculórum. Pero seguro que, a no ser que se quede in albis, no necesita ayuda ni de su alter ego ni del sursuncorda para entender todas y cada una de las palabras que acaba de leer en estas líneas. Aunque sea, en realidad, un totum revolutum de latín y castellano, y usted no haya estudiado mucho más latín que aquel ya lejano rosa, rosae.
Pues eso, que sin ser doctores honoris causa ni haber sacado notas cum laude, todos sabemos, o por lo menos manejamos con cierta soltura, el latín. Esa lengua tan antigua que, sin embargo, aún respira entre nosotros. Tanto el lenguaje culto como el popular contienen una gran cantidad de latinismos. Algunos han mantenido su significado original, como el famoso carpe diem (aprovecha el día o el momento) y otros han recibido nuevas connotaciones, como en el caso de versus. Originalmente quiere decir hacia en latín, pero los ingleses le dieron el significado de contrariedad, y lo hemos recibido con su nueva connotación de la mano del inglés.



“Es precisamente el inglés, una lengua no romance, la que más latinismos incorpora a su lenguaje y que por la influencia que ha tenido en el resto de lenguas ha transmitido muchos latinismos a las lenguas romances”, explica Emilio del Río Sanz, doctor en Filología clásica y profesor de la Universidad de La Rioja. Del inglés hemos recibido latinajos como máster (de magister), esnob (de sine nobilitate, sin nobleza), currículum vitae o ítem (del mismo modo). El profesor Del Río es un gran defensor de darle más importancia al latín en la enseñanza, y pone como ejemplo y referencia la educación inglesa y, especialmente, la alemana donde se estudian hasta cinco años de latín antes de llegar a la universidad. “No pretendo que sean cinco años en España, pero por lo menos uno o dos”, reivindica.
Del Río subraya que saber latín es un elemento básico de conocimiento para nuestras propias lenguas y nuestra cultura, que hunde sus raíces en el mundo latino. Con un mayor dominio de la antigua lengua de los romanos se nos abriría todo un mundo de curiosidades: sabríamos, por ejemplo, que la palabra salario viene de sal, porque en el mundo romano se pagaba el sueldo con sal, o que el saludo vasco agur proviene de augurium. Pero, sobre todo, utilizaríamos y pronunciaríamos mejor los latinismos, tal y como defiende Leonardo Gómez Torrego, doctor en Filología románica y miembro del consejo asesor de la Fundeu. “La persona que presume de culta con cierta frecuencia acude a los latinismos, pero hay otros que se usan popularmente y no se saben ni que provienen del latín como todo quisqui o el quid de la cuestión”, comenta. Según él, en muchas ocasiones se usan mal por desconocimiento del latín, y los errores suelen ser tanto de pronunciación como de estructura. Los castellanizamos de forma incorrecta: a grosso modo en lugar de grosso modo, motu propio en lugar de motu proprio, etcétera.
En realidad, las reglas son sencillas. Según la RAE, los latinismos de una sola palabra se castellanizan y se les añaden los acentos pertinentes (álbum, referéndum). Las locuciones (in vitro, eccehomo), sin embargo, se mantienen en latín y a veces se deben escribir en cursiva. A Gómez Torrego le parece curioso que se sigan manteniendo tantos latinismos ahora que muy poca gente estudia latín. De hecho, teme que en el futuro queden algunas frases hechas pero que con el tiempo vayan desapareciendo, porque según él, el latín ya no es importante para las autoridades en este país. “¿Quién dice hoy en día excusatio non petita, accusatio manifesta (excusa no pedida, acusación manifiesta) u homo homini lupus (el hombre es el lobo del hombre)? Antes decíamos esas expresiones con toda normalidad, pero la gente ya no domina tanto el latín, y si emplea latinismos en ocasiones las emplea desfiguradas”.
El profesor Del Río no cree que se pierdan muchos latinismos, porque los ve ya muy incorporados al sistema lingüístico. Lo que más le preocupa, e insiste una y otra vez en ello, es la falta de presencia del latín en las escuelas e institutos. Y para explicar su importancia como base para aprender otras muchas cosas, cuenta que todos los totalitarismos han perseguido y eliminado el latín, para privar de conocimiento a la población. “Menos latín y más deporte. Porque, ¿para qué sirve el latín?, dijo en una ocasión el ministro franquista José Solís Ruíz, que era natural de Cabra (Córdoba)”, recuerda Del Río. Alfonso Muñoz Molina, Catedrático de la Universidad Complutense y también parlamentario de las cortes franquistas le respondió con esta frase: “Por de pronto, señor ministro, sirve para que a los de Cabra les llamen egabrenses y no otra cosa”.
Aún hoy seguimos con más deporte que latín, pero nos rodean muchos más latinismos de los que pensamos, ya que ha sido una de las lenguas de referencia de la ciencia y la literatura por lo menos hasta el siglo XVIII, y de la iglesia hasta hace no muchas décadas. Por ello, cuando discutimos sobre economía hablamos con naturalidad del déficit, del superávit o de la renta per cápita. Cuando hablamos de salud mencionamos el spa (que viene, según algunas opiniones, de salute per aquam), de la fecundación in vitro, de la enfermedad de lupus (lobo), del delirium tremens o del famoso mens sana in corpore sano. Los abogados siguen utilizando términos como hábeas corpusin dubio pro reo o de iure. En cuestiones de arte y música hablamos de la ópera prima de un autor, de escuchar un réquiem (literalmente descanso, porque se refiere a la música para difuntos), comentamos que la melodía va in crescendo o pedimos un bis en un concierto. Todos conocemos, además, organizaciones y empresas con nombre tan latinos como Cáritas, Sanitas, Secúritas Direct o Legálitas.
Y para más inri, tenemos los latinajos adquiridos mediante la Iglesia católica. La lista es muy larga, aunque el profesor Del Río defiende que la Iglesia no ha sido la mayor influencia a la hora de transmitir esta lengua. “Asimilar el latín a la Iglesia es reducirlo demasiado”, asevera. Pero la verdad es que nos ha dejado muchas expresiones: “Vienes hecho un eccehomo”, “estás hecho un adefesio” (de ad Ephesios, perteneciente a los efesios, un pueblo de la antigüedad al que san Pablo escribió unas cartas en la Biblia), “un funeral córpore insepulto (de cuerpo presente) o la bendición urbi et orbi (a la ciudad, Roma, y al mundo) del Papa. De hecho, se dio misa en latín hasta el concilio Vaticano II (1962-1965), en el que se decidió utilizar las lenguas de cada país. Tal fue el revuelo que el cardenal Antonio Bacci, del ala más conservadora, escribió en 1963 un diccionario para traducir los términos más modernos al latín y así poder mantener la antigua costumbre. Pero el papa Pablo VI no le hizo caso. Estas fueron algunas de las propuestas de Bacci: salivaria gummis (chicle), absurda symphonia (jazz), homo machina (robot) o follius pedunque ludus (fútbol).
A día de hoy, el único Estado del mundo en el que el latín es lengua oficial es el Vaticano, aunque en la práctica trabajan en italiano y francés, y después traducen los documentos a la lengua oficial. Con todo, los papas han llevado el latín hasta la cúspide de la modernidad. Benedicto XVI fue el primero en abrir una cuenta en Twitter, lo hizo en muchas lenguas, entre ellas en latín. Lo mismo ha hecho el papa Francisco, y su cuenta en latín tiene más de 260.000 seguidores. Así reza la descripción de su perfil: “Tuus adventus in paginam publicam papae Francisci breviloquentis optatissimus est “(Los muy esperados dichos breves del papa Francisco, que llegan para tí en una página pública). De ahí se podría deducir que Twitter se podría traducir como breviloquentor. Pero no es así, la traducción literal seria pipiatio, tal y como aclara el profesor Del Río.
Aunque no sólo los habitantes del Vaticano saben hablar latín. En todo el mundo y en varias ciudades de España existen círculos latinos en los que la gente se reúne para leer y hablar latín. Javier Ortiz, profesor de latín, es uno de ellos, puesto que es miembro del Circulus Latinus Barcinonensis. “Nuestro reto era llegar a la literatura clásica por el mero placer de leerla en su lengua original. Y muchos hemos llegado al latín vivo por esa vía”, comenta. Reivindican y utilizan formas más modernas y atractivas para estudiar latín como el método orberg (Culturaclasica.com/lingualatina/index.htm), y además de leerlo hablan de cualquier tema en esa lengua. “En latín hablamos poco sobre internet —reconoce Ortiz—, pero se puede. Para pendrive, yo propuse ferula electronica, porque Prometeo llevaba el fuego en la férula y me parecía que, como llevamos tanta información en el pendrive, la palabra férula podría servir”. Este tipo de neologismos latinos se pueden encontrar en el diccionario del Vaticano, pero también en el diccionario Galego-latino editado por la Xunta de Galicia en el año 2010. Ahí podemos toparnos con palabras como electrogramma (correo electrónico), folliludium mensale (futbolín) o pasta vermiculata (spaghetti).
También existen revistas de actualidad on line en latín como Ephemeris (Alcuinus.net/ephemeris/), y en la red se pueden ver conferencias enteras en latín. Uno de los conferenciantes que con mayor fluidez lo habla es el italiano Luigi Miraglia, y hay varios vídeos suyos en Youtube. Pero tranquilos que el quid de la cuestión no es saber hablarlo, sino ser conscientes de los latinismos que nos rodean. Es peccata minuta no dominar dicha lengua, pero se sigue diciendo que quien sabe mucho sabe latín. Por algo será. Sapere aude, como dirían los romanos: atrévete a saber.

Los 'latinajos' más comunes

A priori
 Antes de examinar el asunto de que se trata. Su antónimo sería a posteriori.

Ad calendas graecas Se dice cuando se sabe que no sucederá nunca, porque en Grecia, al contrario que en Roma, no había calendas.

Ad hoc Adecuado especialmente para un fin. Para esto, literalmente.

Ad infinítum Algo que no tiene fin. “La fiesta se alargó ad infinítum”.

Ad líbitum A placer, a voluntad. Se usa, sobre todo, en la música, para referirse al estilo rítmico libre.

Adefesio Ad Ephesios, perteneciente a los efesios. Los efesios eran un pueblo de la antigüedad, tan ostentosos que caían en lo ridículo y extravagante. San Pablo les escribió una epístola.

Accésit Segundo premio o recompensa inferior al premio. Literalmente significa se ha acercado.

Alias Sobrenombre o apodo. Otro nombre, literalmente.

Alma máter Madre que alimenta, en latín. Se usa especialmente en el ámbito de la universidad, por ser la entidad que alimenta el conocimiento, pero también para referirse al líder de un grupo.

Annus horribilis Año en el que casi todo sale mal. Se usa en contraposición al annus mirabilis (de las maravillas).

Auditorium Auditorio, lugar para oír.

Aula magna Sala principal de las universidades donde normalmente se entregan los diplomas.

Bis Cuando el publico entre aplausos pide un bis, está diciendo dos veces en latín.

Campus Aunque literalmente signifique terreno plano, y de ahí provenga, por ejemplo, el campo, se usa sobre todo para zonas universitarias.

Carpe diem Aprovecha el día de hoy, es el lema principal de los que disfrutan el momento.

Casus belli Cuando surge un pretexto para declarar la guerra, se dice que el acto que ha encendido la chispa ha sido casus belli. En el caso de la Primera Guerra Mundial fue el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en Sarajevo.

Coitus interruptus Así se llama el poco aconsejable método anticonceptivo de interrumpir el coito justo antes de la eyaculación.

Córpore insepulto Es un funeral con el cuerpo sin sepultar, con el cuerpo presente.

Corpus Aunque originalmente signifique cuerpo, se utiliza, entre otros casos, para citar el conjunto de obras de un autor.

Cum laude Es la calificación máxima en los exámenes, calificación con alabanza.

Currículum vitae Es la carrera de la vida, actualmente el resumen de la carrera universitaria y laboral.

De facto De hecho.

Delírium trémens Esta locución ligada al consumo de alcohol u otras drogas significa delirio tembloroso.

Desiderátum Es el mayor deseo que uno alberga.

Dúplex Significa lo que es, dos elementos.

Ecce homo Cuando alguien dice que Mengano viene hecho un ecce homo, es que viene con muy mala cara. En latín viene a decir he aquí el hombre, y es lo que dijo Poncio Pilatos cuando vio a Jesús ensangrentado y desfigurado tras los latigazos.

Ego Quien tiene mucho ego es un egoísta, pues ego significa yo en latín. De ahí también alter ego, el otro yo.

Esnob Este latinismo recibido del inglés, que define a personas que imitan a otras de mayor clase social, tiene su origen en la locución sine nobilitate, sin nobleza.

Etcétera De et cetera que viene a decir y lo demás, quizá más utilizado en la forma abreviada etc.

Ex abrupto De repente, de manera brusca. Aunque exabrupto provenga de esta locución no significa lo mismo. La forma castellanizada se refiere a una salida de tono.

Ex cathedra Literalmente desde la cátedra o también se puede traducir desde la silla. Se usa cuando el Papa define verdades pertenecientes a la fe, aunque también se dice coloquialmente cuando alguien habla en tono magistral.

Extra Cuando uno hace un esfuerzo extra, o una hora extra, está haciendo, literalmente, un además.

Extra omnes Famosa frase que se repite cada inicio de cónclave para elegir al nuevo Papa. Todos fuera dice el maestro de ceremonias para que los cardenales se queden solos en la Capilla Sixtina.

Fac simile / facsímile Hacer una copia exacta.

Grosso modo De manera burda, literalmente; aproximadamente, en sentido figurado. Nunca a grosso modo, sino grosso modo.

Honoris causa Título que ofrece una universidad a una personalidad. El doctor honoris causa es, en esencia, doctor por causa de honor.

Idem Cuando se dice que algo es idem de idem, es que es algo idéntico o más de lo mismo.

In albis Qué mal rato cuando en un examen nos quedamos in albis, en blanco.

In crescendo Cuando la tensión va in crescendo, en aumento, suele haber peligro de que estalle el conflicto.

In extremis Al solucionar algún problema in extremis, lo solucionamos en las últimas.

In flagranti Se ha popularizado como infraganti, pero originalmente es con la ele, porque proviene del verbo latino flagar que significa arder. Define el momento en el que se produce un delito.

In memoriam Muy frecuente para rememorar a los fallecidos. En memoria de.

In vitro La fecundación in vitro, dentro del vidrio.

INRI Y para más inri, apareció tu madre en la fiesta. Es decir, que apareció para mayor escarnio. Es una expresión bíblica, ya que son las iniciales que le pusieron a Jesucristo en su cruz para burlarse de el. Iesus Nazarenus Rex Iudeorum, Jesús nazareno, rey de los judíos.

In sécula seculórum Se dice cuando algo se alarga mucho. Es la conocida frase bíblica por los siglos de los siglos.

In situ Si alguien le cuenta que vio el accidente in situ, es que lo vio en el sitio.

Ipso facto Aunque erróneamente se usa como sinónimo de rápido, se traduce como en el hecho mismo.

Júnior El más joven, antónimo de sénior, anciano.

Lapsus Puede haber muchos tipos, pero todos son errores. Resbalones, literalmente.

Mapamundi El mapa del mundo.

Manu militari Con mano militar, es decir, cuando se gobierna por las armas.

Mea culpa A muchos les cuesta pronunciarlo con sinceridad, por mi culpa.

Memento mori Es una frase que proviene de una costumbre romana. Cuando el emperador desfilaba victorioso un sirviente le repetía eso al oído, para recordarle que era humano y no dios: “Recuerda que morirás”.

Modus operandi Es la forma de actuar de alguien, habitualmente de un grupo de delincuentes que planea un golpe.

Motu proprio Y no propio. Significa por movimiento propio, y originalmente se usaba para las bulas que expedía el Papa de Roma por su propia iniciativa.

Nasciturus Término jurídico que sale a primera línea de debate cuando se habla del aborto. El que va a nacer.

Neonato Recién nacido. Literalmente.

Ópera prima La primera obra de un autor.

Ora et labora Reza y trabaja, el lema de los benedictinos.

Per cápita La renta per cápita es la renta por cabeza, por cada individuo.

Per se Por sí mismo.

Post mórtem La medicina forense se encarga de los estudios después de la muerte.

Plus ultra Lema del escudo de España instaurado por Carlos V que hacía referencia a los territorios descubiertos más allá del océano atlántico.

Quid El quid de la cuestión es la esencia de la cuestión. Qué cosa, literalmente.

Quid pro quo Se usa como sinónimo de la reciprocidad, algo sustituido por otra cosa. “Quid pro quo, detective Starling, yo le cuento cosas, usted me cuenta cosas”. Hannibal Lecter en El silencio de los corderos.

Rara avis Aunque signifique ave extraña se menciona para definir a personas singulares.

RIP Es la palabra más común en los epitafios, forma antigua del QEPD. Estas siglas vienen de requiescat in pace, que descanse en paz.

Sapere aude Un consejo tan antiguo como imprescindible, atrévete a saber.

Sine die A veces las reuniones se posponen sine die, sin día o sin fecha concreta.

Sine qua non Para volar a ciertos países llevar pasaporte es condición sine qua non. Es decir, condición sin el cual no.

SPA El spa también lo inventaron los romanos. Según algunos, significa Salutem per aquam, salud por el agua.

Statu quo Nunca status quo. Literalmente, el estado del momento actual.

Strictu sensu Es un sinónimo de literalmente, en el sentido estricto.

Sui géneris Si se habla de una persona sui géneris, se trata de alguien con una personalidad peculiar, de su propio género.

Superávit Últimamente, en el ámbito económico, estamos poco acostumbrados a esta palabra, que significa exceso. Suena mucho más la también latina deficit, que ya sabemos, quiere decir falta o escasez.

Sursuncorda No se trata de una persona sino una locución latina que decía el cura en misa, cuando esta se cantaba en latín. Significa elevad los corazones, y en ese momento los feligreses se ponían de pie. De ahí la expresión “A mí no me levanta ni el sursuncorda”.

Todo quisqui Se debería decir todo quisque. En latín quisque quiere decir cada uno.

Tiquismiquis Es una derivación del latín coloquial tichi michi para tí, para mí, que se refiere a personas escrupulosas o que ponen reparos a cualquier cosa.

Versus En realidad significa hacia. Los ingleses le dieron un nuevo significado, contra, y así se usa hoy a menudo.

Vox pópuli Cuando una información es vox pópuli, voz del pueblo, es que está en boca de todos.”

 

Una última cosa. También quería añadir que cuando el Papa Juan Pablo II visitó España por primera vez, al llegar a Madrid, el alcalde socialista Enrique Tierno Galván le dio la bienvenida en latín.



¡Galos, pero Romanos!

 



Este es el título de una magnifica exposición que se puede ver en el “Musée de la Romanité” en la ciudad francesa de Nîmes hasta el 4 de enero de 2026. Está compuesta por obras maestras procedentes del Musée Archeologie Nationale, de París.

 

Esta es parte de la presentación de la exposición.



“La Gallia Comata hace referencia a la Galia independiente, antes de ser sometida por Julio César. Estaba situada al norte de la provincia romana que más tarde se convertiría en la Narbonense. El adjetivo comata significa “cabelluda”. Entre las representaciones de esta “Galia cabelluda”, la imagen de un territorio salvaje, cubierto de bosques y habitado por jabalíes se ha convertido en un tópico ampliamente difundido en la literatura.



La arqueología ha cuestionado esta imagen idealizada de un territorio formado por bosques impenetrables. Contrariamente a las creencias populares, los galos no eran un pueblo selvático que vivía en chozas en medio del bosque. Este extenso territorio —que se extendía hacia el oeste y el norte hasta el océano, y hacia el este hasta el Rin y los Alpes— estaba cultivado. Según la visión tradicional, la conquista de la Galia cabelluda por Julio César habría sido seguida de una gran deforestación por parte de los romanos. Sin embargo, esta idea debe ser matizada: la transformación del territorio y del paisaje da testimonio de una aculturación, de un espacio tanto galo como romano (bosques, arboledas, villae, vías de comunicación, ciudades, santuarios, etc.).”


Podeis ver más información en la web:

https://museedelaromanite.fr/es/exposition-temporaire/archives/galos-pero-romanos/la-exposicion-galos-pero-romanos-obras-maestras-del-museo-de-arqueologia-nacional


El ‘mapa de carreteras’ del Imperio romano es el doble de extenso de lo que se creía

 

Interesantísimo artículo de Miguel Ángel Criado, publicado en el periódico “El País” el pasado 6 de noviembre 2025.

                                                 Via romana en Italica (Santiponce(Sevilla)

“Junto a las legiones, los miliarios marcaron el poder del Imperio romano. Colocados cada mil passus o milla romana (1.478,5 metros), estos mojones cilíndricos o paralelepípedos puntuaban las calzadas romanas, como hacen hoy los puntos kilométricos con las autovías. Un amplio grupo de investigadores ha recurrido a la tecnología más moderna para bucear en los registros históricos y arqueológicos para reconstruir el mapa de carreteras de hace 2.000 años. Lo que han descubierto es que era mucho más extenso, casi el doble, de lo que se creía. Pero también han comprobado que apenas queda nada de su trazado original. Los resultados de su trabajo, publicado en Scientific Data, los han reunido y abierto al público en el sitio Itiner-e, un atlas digital de las vías que nacían o morían en Roma.

“Cuando se pasa por un camino muy hundido por el paso del tiempo y las gentes, aún se dice que ‘era una calzada romana’, pero los romanos las hacían para que durasen”, dice Pau de Soto, del Grupo de Investigación en Arqueología de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y primer autor de este imponente trabajo. “Otra creencia a desmentir es que las hicieran enlosadas, como la vía Apia. En realidad, las hacían mediante capas de gravas cada vez más finas, con la capa de rodadura formada por una gravilla fina compactada. Era lo mejor para el paso de los caballos, que entonces aún no llevaban herraduras”, añade el arqueólogo. Como sucede con las carreteras actuales, las elevaban sobre el terreno circundante y con un ligero desnivel para que evacuaran el agua. “Las primeras carreteras modernas se hicieron siguiendo a los romanos”, recuerda este arqueólogo.

                                                                 Vía romna (Mérida)

Pau de Soto y una veintena de investigadores ha usado las modernas técnicas GIS (siglas en inglés de Sistema de Información Geográfica) para desenterrar el trazado de las vías romanas. “Las GIS son la base de la moderna investigación arqueológica”, asegura el investigador de la UAB. Combinaron textos históricos como el Itinerario Antonino o la Tabula Peutingeriana, lo más parecido a un mapa de carreteras de la antigüedad, con estudios sobre yacimientos arqueológicos, o libros de historia de Roma. “Pero también con los mapas topográficos de los siglos XIX y XX, las fotografías que los estadounidenses tomaron de los suelos europeos en la posguerra o las imágenes por satélite; GIS te permite combinar la información de todas estas fuentes y plasmarla sobre el terreno”, añade de Soto.

El resultado de la suma de tantas fuentes es que, en torno al año 150 de esta era el Imperio romano —entonces en su momento de mayor expansión, abarcando unos cuatro millones de kilómetros cuadrados de territorio— tenía 299.171 kilómetros de calzadas. La cifra supone añadir más de cien mil a los 188.555 km contados en trabajos anteriores y equivale a dar la vuelta al planeta siete veces. Solo en España, la extensión de las vías romanas superaba los 40.000 km, doblando la cantidad supuesta hasta ahora. Entonces no existía la distribución radial con centro en Madrid que sí caracteriza a las carreteras modernas, pero desde urbes como Augusta Emérita (Mérida), capital de la Lusitania romana, partían algunas de las calzadas principales.

Los autores del nuevo estudio estiman que un tercio unían los principales centros urbanos; y los dos tercios restantes serían secundarias, conectando poblaciones a escala local o regional. Sin embargo, han comprobado que solo hay certeza del 2,7% del kilometraje. “Es lo que aún se conserva o que ha sido excavado en trabajos arqueológicos”, detalla de Soto, quien explica que, de la inmensa mayoría de las calzadas romanas —casi el 90%— solo hay pistas de que debieron estar ahí: “En arqueología del pasaje lo llamamos ejes fosilizados, y pueden ser un puente romano, los restos de una calzada a la salida de la ciudad o el hallazgo de algún miliario”. Todo indica que una calzada debió unir todos esos elementos. Lo que hace un GIS con ellos es imaginar el trayecto más razonable teniendo en cuenta la topografía del terreno, como el paso de una montaña o vadeo de un río. Otro 7% del total de ese mapa de carreteras solo sería hipotético: si hay dos ciudades romanas cercanas con restos de calzada a su salida, se esperaría que estuvieran unidas por una.

“Las calzadas —y la red de transporte, en su conjunto— fueron absolutamente cruciales para el mantenimiento del Imperio romano”, mantiene el historiador de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y coautor del estudio, Adam Pažout. “Los romanos idearon un intrincado sistema de transporte compuesto por posadas, estaciones de caminos y puntos de relevo para mensajeros y funcionarios públicos que viajaban por Italia y las provincias”, recuerda. Para Pažout, “las calzadas constituían un andamiaje que permitía proyectar el poder romano, ya fuera a través del ejército o del derecho y la administración, y que mantenía unido al Imperio”.

Según los autores, su trabajo permitirá un mejor conocimiento de la historia de Roma. Por las calzadas se movieron millones de personas, se propagaron nuevas ideas y creencias; y por ellas también avanzaron las legiones romanas o el comercio entre las distintas partes de los tres continentes que formaron el territorio romano. Pero estas vías, cuya enorme capilaridad se descubre ahora, también facilitaron la transmisión de enfermedades y plagas como la peste Antonina de viruela o sarampión o la de Justiniano de peste bubónica, que debilitaron al Imperio. También pudieron ser las vías de entrada de las sucesivas invasiones bárbaras.

Lo que queda de las calzadas romanas, aunque físicamente no sean muchos kilómetros, forma parte del armazón de Europa. Lo recuerda el arqueólogo de Soto: “El tejido urbano europeo es una herencia de Roma. La mayoría de las ciudades europeas ya existían en época romana y ya estaban conectadas entre sí”.

 

 

Descubren un taller romano de reparación de carruajes y herraduras en una antigua estación de postas sobre la calzada Claudia-Augusta en el norte de Italia

 

Artículo publicado en “La brújula verde” por Guillermo Carvajal el 29/10/25. La información me la ha facilitado mi amigo Joaquín Salmerón, director del Museo Siyasa en Cieza (Muria).



“Bajo la dirección de la Oficina de Bienes Arqueológicos de la Superintendencia Provincial de Bienes Culturales, las operaciones de excavación preliminares a la construcción de una vivienda unifamiliar en la localidad de Egna (en la provincia autónoma de Bolzano, al noreste de Italia) han deparado un descubrimiento de considerable entidad científica: los vestigios de un edificio romano, estructuralmente sólido y funcionalmente definido, que viene a ampliar el conocimiento sobre el complejo entramado urbano y económico de la antigua Mansio Endidae, nacida como estación de postas romana sobre la calzada Claudia-Augusta.

La intervención, ejecutada materialmente por la firma especializada SRA, ha permitido exhumar los cimientos y parte de la estructura de una construcción que, tras un primer análisis estratigráfico y de los materiales asociados, se data en los primeros siglos de nuestra era, contemporánea por tanto a la citada estación de posta.



La edificación, cuyas dimensiones se establecen en once metros de largo por ocho de ancho, presenta una planta compartimentalizada en dos ambientes claramente diferenciados, construidos con mampostería unida con argamasa de cal, una técnica constructiva habitual y característica del periodo imperial romano. Es en la destinación de uno de estos espacios donde reside el principal interés del hallazgo, pues las evidencias materiales recuperadas in situ apuntan de manera inequívoca a su uso como taller de metalurgia, una officina fabril especializada.

La identificación se sustenta en la presencia de potentes estratos de terreno enriquecidos con carbón, una fosa de combustión que conservaba en su interior restos de carbón vegetal y escorias metalúrgicas, y, de manera especialmente significativa, una amplia y densa dispersión de pequeños objetos de hierro entre los que se contabilizan numerosos clavos de variada tipología, todos ellos pendientes de los necesarios procesos de restauración y consolidación para su posterior estudio pormenorizado.



La concentración de estos materiales, un contexto arqueológico sellado y bien preservado, no deja lugar a dudas sobre la actividad que aquí se desarrollaba: la forja de objetos metálicos. Este hallazgo aporta una dimensión económica e industrial tangible a la comprensión del asentamiento, que hasta ahora se conocía principalmente por su función de servicio en la red viaria.

La recuperación de varios tegulae —tejas planas romanas— que presentan el sello del fabricante AURESIS en su superficie, aporta una valiosa información sobre las cadenas de suministro y la procedencia de los materiales de construcción empleados en la zona, un dato epigráfico que contribuirá a trazar mapas comerciales más precisos de la región durante el periodo de dominación romana.

La cronología propuesta para la vida activa del edificio se refuerza con el conjunto de artefactos muebles recuperados durante la excavación. Este lote, que incluye un total de cinco monedas, varios fragmentos de recipientes cerámicos de uso común y de vidrio, así como trozos de ánforas —estas últimas testigos del transporte de mercancías a larga distancia—, ofrece un marco temporal coherente que sitúa la ocupación principal del sitio entre los siglos I y III d.C. La homogeneidad de los materiales y su correspondencia con los hallazgos previamente documentados en el área circundante permiten a los arqueólogos establecer una datación robusta y fiable.

La ubicación geoespacial del descubrimiento no es en absoluto casual y constituye, quizás, el elemento de interpretación histórica más relevante. El nuevo edificio productivo se localiza en la margen elevada de la calle Bolzano, justo en la posición opuesta a donde, en intervenciones arqueológicas desarrolladas con anterioridad, se había logrado identificar y excavar los restos de la Mansio Endidae.

Esta mansión, un establecimiento oficial destinado al descanso de los funcionarios y al cambio de caballos de la cursus publicus, se erigía como un hito fundamental en el trazado de la gran vía imperial Claudia Augusta, la columna vertebral que comunicaba el norte de la península itálica con el corazón de la provincia de Recia (Raetia), Augusta Vindelicum, la actual ciudad de Augsburgo en Alemania. Al norte de esta zona de servicios, las campañas de los últimos años habían ya revelado una necrópolis con sepulturas de incineración pertenecientes a la misma época romana.”

En la antigua Roma ya existían bomberos y medidas de prevención de incendios



Nerón contempla el incendio de Roma, por Carl Theodor von Piloty (1826-1886). Wikimedia CommonsCC BY-SA

Artículo de Tewise Yurena Ortega González, publicado el 11 de agosto de 2024 en la web “The Conversation”.

“La expansión de los edificios en la antigua Roma hizo necesario gestionar eficazmente los riesgos derivados de fenómenos naturales y accidentes como terremotos, inundaciones e incendios. En respuesta, la administración romana demostró una organización propia de una estructura institucional avanzada y una adaptación coherente a los desafíos de una ciudad en constante crecimiento.

Cada uno de estos eventos catastróficos dio lugar a ambiciosas intervenciones de reconstrucción por la magnitud de los efectos, así como a la adopción de medidas legislativas y de gestión pública.

El fuego podía generarse por causas naturales, esto es, por fenómenos climáticos adversos como sequías o tormentas eléctricas, o por desastres naturales como terremotos.

Asimismo, los incendios podían originarse por causas accidentales, principalmente atribuibles a la negligencia humana, tanto en el ámbito doméstico –debido a descuidos durante actividades cotidianas como la preparación de alimentos o el uso de fuentes de iluminación– como en el entorno laboral, donde ciertos oficios requerían el uso directo del fuego, como la herrería, la alfarería o incluso la cremación de cadáveres y bienes.

Por otra parte, factores como el diseño urbano y arquitectónico, el uso de materiales inflamables en las construcciones, así como la comisión de actos delictivos, el vandalismo, las disputas personales y los conflictos políticos también contribuían significativamente a la proliferación de incendios en la ciudad.

Al contrario de lo que ocurría con las inundaciones, donde la acción pública era más reactiva que preventiva, la gestión de incendios en Roma destacaba por la implementación de medidas preventivas.

Así, al margen de la creación del cuerpo de bomberos o vigiles, se adoptaron medidas que sirvieron para prevenir no sólo los sucesos sino también los efectos. Destacaba el empleo de materiales resistentes al fuego, el control de los depósitos de aguas destinadas a la extinción por parte del poder público, la recomendación a la ciudadanía de contar con depósitos en los hogares o el establecimiento de rondas de vigilancia nocturna para una actuación inminente en caso de incendios.

También se propuso la posibilidad de demoler los edificios con riesgo de derrumbe y la creación de cortafuegos para evitar la propagación empleando para ello a personal de origen militar como los ballistari.

Una de las medidas más relevantes fue la limitación de las alturas de los edificios y el establecimiento de distancias mínimas entre las edificaciones. La alta demanda habitacional de la época debido al crecimiento económico de la urbe favoreció la construcción de insulae o edificios con varias alturas hechos de forma precipitada empleando materiales de mala calidad, que permitían aglutinar a un mayor número de personas en pequeñas habitaciones o cenaculi.

A raíz del incendio acaecido en el año 64, el emperador Nerón adoptó medidas urbanísticas y de seguridad para garantizar la reconstrucción ordenada de la ciudad y prevenir eventos futuros. Estas fueron expuestas de forma detallada por el historiador Tácito.

Así ordenó una reconstrucción planificada con calles amplias, edificios de menor altura y espacios abiertos empleando materiales ignífugos. Prohibió muros compartidos y acciones que pudieran derivar el flujo del agua por parte de los particulares, mejoró el suministro de agua y estableció, entre otras, la necesidad de que cada edificio contara con su propio equipo de lucha contra incendios.

Antes de la creación del cuerpo de bomberos, en la República se crearon los tresviri capitales, los cuales desarrollaron labores de orden público y de prevención y extinción de incendios utilizando para ello a esclavos y funcionarios entrenados.

Los vigiles comenzaron en Roma como un cuerpo de 600 esclavos estatales que Augusto estableció hacia el 22 a.e.c., siendo en el año 6 cuando adopta la denominación de militia vigilum y pasa a estar compuesta mayoritariamente por libertos. En ese momento, se organiza la urbe en siete cohortes que actúan en dos regiones cada una.

Como elemento imprescindible para mitigar y extinguir el fuego contaron en primer lugar con el agua y las infraestructuras hidráulicas existentes. Además, empleaban herramientas e instrumentos que son utilizados por los bomberos en la actualidad, como martillos, hachas, sierras, hamae o cubos hechos con cuerdas, las perticae o pértigas para sostener paredes en peligro de colapso o para derribar estructuras en llamas, las spongiae o esponjas que podrían servir para humedecer las superficies, las scalae o escaleras, así como bombas hidráulicas portátiles como los siphos.

Asimismo, para protegerse del fuego usaban los centones, o mantas hechas de retales de telas que bañaban previamente en vinagre o acetum. Estas sirvieron no sólo para favorecer la intervención en los lugares sin sufrir quemaduras, debido al efecto retardante, sino también para frenar la propagación de las llamas al colocar las mantas con vinagre en lugares específicos.

Durante los siglos IV y V, el cuerpo de vigiles entró en un proceso de decadencia hasta su práctica desaparición. A pesar de los esfuerzos para darles continuidad, las limitaciones técnicas y logísticas hacían poco operativas sus intervenciones, siendo su mantenimiento relativamente costoso para las arcas públicas.

Tras su desaparición, las funciones de extinción de incendio fueron asumidas por encargo del poder público al colegium fabri, que aglutinaba a diversas categorías profesionales de la época. Estos, gracias a la experiencia técnica adquirida por el desarrollo de sus actividades profesionales, prestaban apoyo puntual y coordinado interviniendo en las tareas de extinción de incendios. Actuaban de manera similar a los actuales voluntarios de protección civil, que si bien intervienen y apoyan a las autoridades competentes en los casos de emergencia, no tienen atribuida institucionalmente dicha función.

En definitiva, la antigua Roma desarrolló una gestión integral del fuego priorizando el interés social, la sostenibilidad territorial y la corresponsabilidad ciudadana, aplicando medidas de prevención y extinción.”

Etapa a etapa, la Vía Augusta te espera: vive la historia sobre dos rueda

                                      Información sacada de la web “Ciclo-Vía Augusta”. Hay que señalar que la información obvia la existe...